domingo, 15 de marzo de 2015

Miguel Angel Molfino Gianetti, Monstruos Perfectos, Ediciones B, 2015

"Me gustaría que todo volviera a empezar. Quisiera contar otra historia, no sé, a cualquier persona, una historia clara, que se parezca al agua, al río, a aquellos árboles, a aquella gente chiquita de la isla. Me gustaría hablar con mi papá y recordarlo como lo recuerdo, marchándose al centro del campo para trabajar, pero que su espalda no parezca arqueada de odio. Me gustaría oír la voz de mi mamá y que no esté triste la voz triste de mamá. Que Dios me aloje en otro lugar de su corazón, que provoque un viento en su corazón y que ese viento me haga volar, me arrastre como una hoja en el aire hasta el lugar más dulce de sus latidos. ¿Cómo hacer que todo empiece para que empiece como empiezan las nubes más puras en los cielos más puros? Tiene que haber una forma, tiene que haberla, porque si existen los pájaros y las manzanas y las lunas, que son cosas difíciles de crear y de ver, tiene que haber una mano capaz de cerrar los párpados del mal y de hacer que se abran, que se despierten en otra tierra más suave y más buena, y que el mal sea soplado hacia otros sitios del mundo, muy lejos de mí, muy lejos de aquí. ¿es que voy a morir en esta sola vida, en esta vida habitada por monstruos que rompieron con sus alientos cadavéricos todos esos días que no puedo recordar, mis días de niño? ¿Cómo serán los caballos, los soles las brisas, el agua fresca, el sonido de las chicharras, en otra vida, la que no me fue dada? Pero todo es tan real que me asusta. La vanidad del mal se acercó a la verdad y te quemó. Ahora ya es tarde, debe ser muy tarde para intentar cualquier otra cosa."

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